...
—Seguridad.
—¿Hembra?
—Oveja.
—¿Mujer?
—Montserrat.
—¿Enfermedad?
—Crepúsculo.
—¿Salud?
—Mediodía.
—¿Duda?
—¡Hamlet!
—¿Tesón?
—¡Churchill!
—¿Armonía?
—¡Rosa!
—¿Arte?
—Inutilidad sublimada.
—¿Manantial?
—Nacimiento.
—¿Mar?
—Llegada.
—¿Dios?—Padre...
—¿Cristo?
—Camino.
—¿Orgasmo?
—Glándulas.
—¿Ley?
—Orden.
—¿Orden?
—Equilibrio.
—¿Sonido?
—Vida.
—¿Movimiento?
—Vida.
—¿Vibración?
—Vida.
—¿Psiquiatría?
—Ciencia inexacta; terapéutica dudosa.
—¿Locura?
—Conflicto entre el yo real y el anhelado.
—¿Mariposa?
—Belleza efímera.
—¿Excremento?
—Exceso.
—¿Ejército?
—Paz.
—¿Guerrillero?
—Guerra.
—¿Paz?
—¡Libertad!
—¿Libertad?
—¡Dignidad!
—¿Dignidad?
—¡Deberes y derechos!
—Ahora, Alicia, un pequeño bachillerato: muy elemental, por cierto. ¿Capital de Finlandia?
—Helsinki.
—Nómbreme tres filósofos.
—Sócrates, Aristóteles, Platón. Qué no sean griegos.
—Descartes, Kant, Schopenhauer, a quien, por cierto, no hubiera debido citar.
—¿Por qué?
—Ese gran majadero dijo que las mujeres éramos animales de pelos largos e inteligencia corta.
¡Pero eso no lo ponga en el test, por favor!
—Nómbreme cinco músicos.
—Wagner, Beethoven, Schubert, Bach y Falla.
—Cinco pintores.
—Velázquez, Goya, El Greco, Ribera, Picasso.
—Qué no sean españoles.
—Matisse, Van Gogh, Watteau, Rembrandt, Rubens.
—¿De qué trata Fausto?
—Del drama de quien quiere ser eternamente joven.
—¿Qué es el Deuteronomio?
—Uno de los libros del Antiguo Testamento.
—¿Por qué el calzado se hace de cuero?
—¡Qué pregunta más singular! ¡Supongo que porque el cuero es flexible y resistente! Pero que
conste que hay ajorcas de madera y alpargatas de lona y zapatillas de gamuza. Yo creo que esa
pregunta encerraba una trampa, o estaba mal hecha.
—¿Qué haría usted si se encontrara con un sobre cerrado, llevando también el sello y la
dirección?
—Abrir el sobre y leer su contenido.
—¿Se atrevería usted a hacerlo?
—¡Usted no me ha dicho que el sobre no fuera dirigido a mí!
—Tendré que decirle eso al señor Wechsler.
—¿Quién es ese caballero?
—El autor del test.
—¡Pues dígale que no estoy dispuesta a que se me rebaje ni un punto por una pregunta que
está mal formulada!
Vino después el test de razonamientos aritméticos, con problemas tan elementales y sencillos
que Alicia, que se autoacusaba de equivocarse siempre en las cuentas, los resolvió con facilidad;
más tarde la repetición de series de cifras en directo y al inverso y, por último, el test de
semejanzas.
—¿En qué se parecen una naranja y un plátano?
—En que ambas son frutas.
—¿Y un huevo y una castaña?
—En que son comestibles.
—¿Y un tornillo y una cigüeña?
—En que tienen peso, forma y volumen. ¡No veo en qué otra cosa pueden parecerse!
—Aquí tiene usted varios dibujos defectuosos. Dígame qué anomalía les encuentra.
—A este niño le falta una oreja, a este caballo le sobra una pata; esta casa tiene ventanas, pero
no puertas; el humo de este barco debe ir en dirección opuesta a la marcha, máxime no
habiendo viento, pues, en caso contrario, estaría agitado el mar. ¡Querida Montserrat: este test
es para deficientes mentales!
...
No hay comentarios.:
Publicar un comentario